Chirri Müller

Llamo, 24/12/2010. Alfredo Póguer para IM&MA. Hace pocos días estuve paseando por la alameda al anochecer con mi hija María. A mi alrededor, vi a todo tipo de gente especial practicando diversas artes. Algunos hacían tomas, otros recitaban a la luna o iban en polipoesía...''Todos estos -pensé - son los que llevan una planeada vida artística: libros y películas y noches de mil colores, varias horas en el ordenador, una vez a la semana en algún concierto, planes y cotilleos hasta las tantas en una barra, amores sin azúcar...'' .

Estábamos en fin de semana, por ello, a la mañana salí de monte con mi mujer y unos amigos, pero en esta ocasión, la gente que me rodeaba era completamente distinta de toda aquella que había visto por la noche. Tenían ''otra pinta''. Y entonces me acordé del espote del chirri Müller, tan comentado por todos los profesionales de la comunicación. Por un lado, nos encontramos con el clásico poliartista noctivago, atractivo y genial, que todas las noches lleva un disciplinado e intachable desenfreno y se mete sus cosas para inspirarse antes de ponerse a crear; y, por otro, con un perfil de persona no tan realizada, un "artista" que ni siquiera se plantea hacer arte y que, recostado sobre la cima de una montaña, cuenta cómo disfruta, sin pensar para nada en inspirarse, con el único chirri pensado para el nicho de la inspiración. Lo que más nos sorprende del espote es que precisamente el artista Müller va a esperar tranquilamente a que el artista bucosqui se vaya a componer sus papelillos para después disfrutar de un segundo momento de placer con la mujer de Don Genio.

Todos sabemos que en publicidad se proponen unas estrategias u otras dependiendo del target o público objetivo al que nos queremos dirigir. Sin embargo, la empresa noreñense Müller ha diseñado una estrategia de márquetin diferente capaz de dar un paso más y llegar no sólo a los que asocian el chirri con una ambrosía inspiradora, propio de gente creativa y calavera, que hace obra y mantiene actualizas sus páginas oficiales, sino para aquellos que disfrutan del placer del "far niente" y optan por no escribir un poema el sábado por la noche y amanecer a la hora de comer. Ahí radica el éxito de la campaña. Hasta ahora, todos los espotes publicitarios de chirris y sustancias protoartísticas en general habían ido dirigidos a un perfil de público muy concreto, pero Müller ha sabido llegar a otro target completamente diferente, ha llegado a los que disfrutan con el placer de celebrarse un buen chirri sin tener el más mínimo plan de de escribir, pintar, filmar o lo que sea nada.

Después de ver anuncios como el de Müller, los que nos dedicamos al complejo mundo de la comunicación y el márquetin quizás deberíamos plantearnos otras estrategias alternativas capaces de llegar a un target más amplio. No olvidemos que la efectividad de una campaña es mayor cuánto mayor sea el público al que nos dirijamos. Por todo ello, la campaña de Müller nos sirve como ejemplo para darnos cuenta de que aún estamos a tiempo de superar los estereotipos que hoy en día siguen reinando en el mundo de la publicidad, y que un chirri hecho a mano no tiene por qué metérselo solo un artista endurecido con proyectos colosales. En cualquier caso, tendremos que esperar, las obras de cada cual se encargarán de demostrarnos las efectividad de la idea.

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